miércoles, 17 de diciembre de 2008

Nueva crisis por muerte de indígena en retén militar


LA CRISIS entre el Gobierno Nacional y los indígenas del Cauca se reactivó ayer por cuenta de la muerte de Edwin Legarda, esposo de la líder de la minga, Aída Quinqué, en un retén militar. El hecho fue atribuido a un error y no a un atentado.

Quilqué, máxima autoridad del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), lideró las marchas de protesta de miles de aborígenes entre octubre y noviembre.

Legarda fue tiroteado cuando se desplazaba en un vehículo por el municipio de Totoró y, según la versión oficial, no atendió una orden de pare en un retén del Ejército.

El Ministerio de Defensa “lamentó” la muerte y afirmó que no hay “suficiente claridad sobre cómo ocurrieron los hechos”, en un comunicado de prensa, en el que también informó que pidió a la oficina en Colombia de la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos investigar el caso.

Legarda de 28 años, alcanzó a ser llevado con vida por otros nativos a un hospital de Popayán, pero falleció mientras era intervenido, dijo Giovanni Quilqué, hermano de la dirigente.

El hombre, que trabajaba en los preparativos de una asamblea del CRIC prevista para ayer en Totoró, recibió tres impactos de fusil, agregó la fuente.

Previamente, cuando su esposo aún era intervenido, Quilqué aseguró que fue un “atentado” en su contra -si bien no estaba con él- y lo atribuyó al Ejército. “Está confirmado que es el Ejército Nacional”, declaró a Caracol Radio.

Pero el general Justo Eliseo Peña, jefe de la III División militar, señaló que Legarda, quien conducía el automotor, fue baleado al no acatar la orden de sus hombres.

“A las cuatro de la mañana pasaba un vehículo por ese sector y lo que me informan el comandante y los soldados que están allá es que hicieron un alto, el vehículo no paró y los soldados dispararon”, aseguró el oficial.

“Se confundieron y desafortunadamente dispararon”, agregó, subrayando que no hubo “ningún atentado” y que lamentaba el incidente.

Quilqué lideró la protesta de unos 30.000 indígenas del departamento de Cauca, que incluyó una marcha a Bogotá, para exigir el cumplimiento de acuerdos sobre entrega de tierras (en reparación por una masacre) y respeto a sus derechos.

En las dos primeras semanas de la minga hubo disturbios que dejaron tres aborígenes muertos y dos centenares de heridos entre nativos y policías.

También en el marco de la movilización, el Ejército denunció que un atentado atribuido a la guerrilla de las Farc, en el que murieron dos militares el 10 de noviembre, fue cometido desde una reserva indígena de Cauca, por lo que pensaba suspender la entrega de tierras a los aborígenes que entonces marchaban hacia la capital.


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